El insomnio como síntoma afecta a poco más de la tercera parte de la población adulta en México. Como trastorno, la prevalencia es apenas un poco menor, aproximadamente el 18 % de los adultos sufren esta condición. Es esta proporción de la población la que se encuentra expuesta a los riesgos que supone la persistencia de este problema en el dormir.
Durante las últimas dos décadas, se ha aculado evidencia que indica que el insomnio está asociado con un mayor riesgo de morbilidad cardiovascular, como las enfermedades del corazón y cerebrovasculares, las cuales figuran entre las principales causas de muerte en México.
Aunque la asociación entre el insomnio y los trastornos depresivos ha sido reconocida desde la antigüedad, es ahora que se sabe que la relación va más allá de su coexistencia. El insomnio crónico es un factor de riesgo para el desarrollo del trastorno depresivo mayor, el más prevalente de los trastornos depresivos en nuestra población. Los mecanismos por los cuales esta anormalidad en el dormir conduce a la aparición del trastorno del estado de ánimo son aun poco conocidos. Entre las hipótesis se encuentran la inestabilidad del sueño MOR y el estado de hiperalertamiento.
De manera paralela al conocimiento de los riesgos que implica la persistencia del insomnio, se desarrolló el tratamiento que es ahora la primera línea terapéutica, la terapia cognitivo conductual para insomnio. Toda vez que su eficacia está plenamente demostrada, el siguiente objetivo ha sido determinar si su implementación previene el desarrollo de trastornos depresivos.
Los mecanismos fisiopatológicos del insomnio así como de la interrelación con otras condiciones médicas psiquiátricas y no psiquiátricas son áreas donde aun hay muchas preguntas por responder que están generando investigación intensa.
El insomnio, definido como la dificultad para conciliar o mantener el sueño, es uno de los síntomas más frecuentes en la población con trastornos del estado del ánimo, especialmente en aquellos que tienen un diagnostico de depresión. La relación que presenta tanto el insomnio como la depresión es compleja y bidireccional, ya que ambos trastornos se interrelacionan y el tratamiento de uno puede favorecer en la mejora del otro. La Terapia Cognitivo Conductual para Insomnio ha demostrado ser eficaz tanto para el abordaje del insomnio como para el trastorno depresivo mayor. A través de esta revisión sistemática y del metaanálisis, se expone la eficacia de la terapia en adultos con trastorno depresivo mayor e insomnio, al compararla con condiciones de control. Además se destaca por ser una terapia accesible que puede ser administrada por personal no especializado, e incluso en formato digital, lo que se facilita su implementación.