El Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz proporciona las reseñas contenidas en este Boletín como un servicio a la comunidad psiquiátrica. Estos contenidos provienen de material publicado en otras revistas especializadas en este campo y no son producto de la opinión o de la posición del Instituto a menos que se estipule específicamente. El Instituto no patrocina productos, corporaciones ni organizaciones y está libre de cualquier responsabilidad.
Vol. 36 Núm. 2 Febrero (2025): Información Clínica
Cáncer y Salud Mental
En este boletín se abordará la relación que existe entre el cáncer y la salud mental, un vínculo que se extiende más allá de los síntomas físicos de la enfermedad. Además, exploraremos como estas interacciones impactan en la calidad de vida a largo plazo de las personas que han logrado superar este desafío.
A nivel mundial, el cáncer se destaca como una de las principales causas de defunción, afectando de manera drástica el curso de vida general de quienes lo padecen. Aunque existen diferentes tipos de cáncer, unos más agresivos que otros, tanto la enfermedad como los tratamientos generan consecuencias físicas, psicológicas y sociales significativas. Esto ha impulsado el desarrollo de terapias, estrategias y fármacos de atención multidisciplinaria diseñadas para mejorar la calidad de vida de las personas durante su proceso de tratamiento y recuperación.
En el caso de niños y jóvenes adultos que han experimentado cáncer a tan temprana edad y logrado sobrevivir a la enfermedad, el panorama sigue siendo desafiante ya que deben lidiar con secuelas que afectan su salud física, mental, social e incluso escolar. Debido a lo anterior, esta población tiene un mayor riesgo de desarrollar trastornos mentales como estrés postraumático, depresión, ansiedad y ataques de pánico, enfrentándose, además, a una sociedad que tiende a carecer de empatía hacia quienes padecen estos trastornos. Sumado a esto, en México la atención a la salud mental continúa siendo insuficiente debido a la falta de recursos humanos y a los estigmas sociales. Esta falta de reconocimiento y apoyo integral dificulta la recuperación emocional y social de los sobrevivientes, subrayando la necesidad de promover una mayor sensibilización y acceso a servicios especializados en salud mental para esta población.
Sol Durand Arias

Los adolescentes y adultos jóvenes (AYA, por sus siglas en inglés) sobrevivientes de cáncer, definidos por el Instituto Nacional del Cáncer (NCI) como personas diagnosticadas entre los 15 y los 39 años, constituyen un grupo con necesidades psicosociales no satisfechas. Estos sobrevivientes enfrentan complicaciones adicionales relacionados con la salud mental debido a la etapa de desarrollo en la que ocurre su diagnóstico.

Cada año en el Reino Unido, aproximadamente 2,500 adolescentes y adultos jóvenes entre 15 y 24 años son diagnosticados con cáncer, afectando negativamente su salud mental y los procesos psicosociales por los que puedan estar pasando. A pesar de que el miedo a la recurrencia del cáncer (FCR, por sus siglas en inglés) ha sido ampliamente estudiado en adultos, existe poca investigación que explore estos temas en adolescentes y adultos jóvenes (AYA, por sus siglas en inglés) por lo que, el FCR es una de las principales preocupaciones psicológicas en adolescentes y adultos jóvenes sobrevivientes al cáncer.

Se trata de un artículo de revisión en el que se recopiló y analizó múltiples estudios sobre la salud mental de adolescentes y adultos jóvenes (AYA, por sus siglas en inglés) que han superado un diagnóstico de cáncer, lo que permitió identificar factores de riesgo, síntomas más comunes y estrategias terapéuticas más prometedoras para abordar las dificultades psicológicas asociadas con esta experiencia.

La prevalencia de los trastornos de salud mental está aumentando, lo que plantea una creciente preocupación para la salud pública. En Estados Unidos, aproximadamente 57 millones de adultos padecen trastornos mentales, cifra que se ha duplicado en la última década, especialmente debido a la pandemia de COVID-19. Esto ha generado una alta demanda de servicios de salud mental, sin suficientes proveedores para satisfacerla. Además, el tratamiento de estas enfermedades tiene un alto costo económico, estimado en más de 230 mil millones de dólares anuales, sin contar las repercusiones indirectas como la pérdida de productividad.

La infancia es un periodo delicado de la vida, con un rápido desarrollo físico, neurológico, cognitivo, emocional y social. Experimentar múltiples eventos adversos durante la infancia (ACE, por sus siglas en inglés), cómo perder a un padre, el abuso físico o tener un padre con una enfermedad mental, son factores de riesgo bastante conocidos en el ámbito de los problemas de salud física y mental en la edad adulta.