Redes sociales: utilidades y riesgos para las personas con trastornos mentales

Redes sociales: utilidades y riesgos para las personas con trastornos mentales

En los últimos diez años y con más relevancia posterior a la pandemia por Covid-19, el uso de medios electrónicos como herramienta adyuvante en el área de la psiquiatría y la salud mental se ha incrementado de forma considerable; desde las consultas en línea hasta el uso de redes sociales con diversos fines como la comunicación, los anuncios en línea, la facilidad de compartir información relevante a grandes grupos de población e, incluso, la oferta de intervenciones especializadas y dirigidas por estos medios, observando beneficios interesantes en pacientes con trastornos mentales graves.

Para tener un concepto más o menos uniforme, podemos decir que las redes sociales son plataformas web y móviles que permiten a las personas conectarse con otras dentro de una red virtual en la que se comparten contenidos en sus diversas formas. Quienes padecen un trastorno mental, independientemente de su gravedad, utilizan estos medios electrónicos en proporción similar a la población general. Aproximadamente un 70% del total de la población es usuaria activa de las redes sociales con un uso que se calcula en promedio de dos horas al día, siendo las redes sociales más utilizadas Facebook, Twitter e Instagram hasta 2021, luego en los últimos años aparecieron otras redes enfocadas especialmente a los adolescentes y adultos jóvenes, como TikTok.

Sabemos, gracias a estudios realizados internacionalmente, que la población entre 16 a 45 años utiliza internet casi a diario, con un total aproximado de cuatro billones de usuarios en todo el mundo, lo cual nos da un panorama amplio acerca del alcance de estas plataformas con millones de usuarios en tareas que podrían parecer simples, pero con repercusiones muy importantes en el campo de la salud mental, como lo es la psicoeducación y la orientación acerca de los trastornos que tratamos con más frecuencia así como los que clasificamos como graves. Se ha observado, en diversos estudios, que la población con trastornos mentales utiliza específicamente las redes sociales para compartir experiencias acerca de sus padecimientos, buscar información, dar y recibir apoyo de personas que cursan con condiciones similares a ellos.

Entre las utilidades de este tipo de servicios, las más descritas son: la facilidad de la interacción social, el acceso al apoyo social entre pares (individuos con el mismo diagnóstico o condición de salud mental) e, incluso, la promoción del compromiso y adecuado apego a tratamiento y atención en servicios de salud.

Al mismo tiempo, en algunas revisiones sistemáticas, se observaron otras ventajas del uso de redes sociales en población joven que se asocian con incremento de la autoestima y procesos de “autodescubrimiento”. Otras encuestas en línea describen como beneficios adicionales del uso de redes sociales por pacientes con trastornos mentales graves el poder conectar con otros individuos con diagnósticos similares, compartir experiencias personales, mejorar mecanismos de afrontamiento, además de generar un sentimiento de empoderamiento, mejorar el aprendizaje de habilidades sociales y reducir los sentimientos de soledad, lo cual conlleva mejoría de los síntomas afectivos particularmente en esta población, considerando que muchos de estos pacientes tienen dificultad para iniciar o mantener sus relaciones interpersonales.

Sin embargo, para el uso de este tipo de herramientas digitales es necesario tomar ciertas precauciones, las cuales han sido más estudiadas en poblaciones de jóvenes y adolescentes, y evitar la exposición a situaciones de riesgo como las interacciones hostiles o el acoso, mismos que en ocasiones están relacionados con aislamiento social o empeoramiento de sintomatología afectiva o ansiosa, siendo esta última un efecto también asociado con el tiempo de pantalla. En algunas encuestas en línea, donde se reclutan participantes que se consideran como individuos con un trastorno mental grave, alrededor de la tercera parte de ellos pensaban que el uso de las redes sociales ponía en riesgo su privacidad y consideraban que la exposición de sus diagnósticos por estos medios representaba un riesgo para ser estigmatizados, para mantener sus relaciones personales, laborales y para sufrir daño o comentarios hostiles. Los pacientes más conscientes acerca de los riesgos y precauciones son quienes tienen mayor escolaridad y se encuentran empleados. También es importante mencionar que los artículos en los que se basa esta información no evaluaron el uso y conocimiento de los usuarios de internet y redes sociales acerca de las políticas de privacidad de las plataformas digitales, lo cual sería interesante evaluar para demostrar su utilidad o no en la disminución de los riesgos específicos en pacientes con trastornos mentales, tomando en cuenta que al menos la mitad de los usuarios tiene problemas para configurar estos permisos.

A pesar de los riesgos, tenemos que reconocer que el uso de redes sociales por nuestros pacientes continuará con tendencia a la alza, por lo que más allá de intentar prohibirlo, la intención al hablar de este tema es hacer saber que existen beneficios que vale la pena dar a conocer y promover y, al mismo tiempo, poder utilizar las RS con el propósito de favorecer una atención a la salud mental de forma integral, y establecer programas de psicoeducación, prevención y promoción sencillos y comprensibles, sin olvidar que esto puede ayudar a la generación de interacciones valiosas y apoyo entre pares. Otro de los propósitos es dar a conocer a nuestra población los riesgos de las RS para intentar disminuir las exposiciones potencialmente dañinas, que son aún más frecuentes en poblaciones vulnerables, como migrantes, comunidad LGBTIQ+, niños, adolescentes y adultos mayores.

El uso de redes sociales como herramientas digitales en las que se puedan desarrollar intervenciones que favorezcan la prevención, continuidad del tratamiento, psicoeducación, rehabilitación y entrenamiento en habilidades y otras actividades que pueden ayudar a la reincorporación de los pacientes con trastornos mentales graves, otorga una visión prometedora; sin embargo, además de considerar los riesgos y beneficios descritos anteriormente, se debe involucrar en el desarrollo de las mismas a los individuos con trastornos mentales, ya que sus preocupaciones y necesidades están relacionadas con situaciones de su vida diaria.

Para promover el uso de las redes sociales con seguridad, es esencial establecer que los beneficios son mayores que los riesgos potenciales que existen e instituir formas de protección adecuadas que disminuyan el riesgo, como podrían ser consentimientos informados, políticas de privacidad y confidencialidad. Cabe mencionar que estas intervenciones deberán siempre estar moderadas por alguien, profesional de la salud o no, que se encuentre entrenado y esté, promoviendo que existan reglas que garanticen la seguridad, minimicen los riesgos y aseguren la accesibilidad de éstas. Dichas intervenciones son bastante prometedoras; en algunos países se están llevando a la práctica con frecuencia y, en nuestro país, específicamente en el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, con el apoyo de organizaciones sin fines de lucro se han comenzado a popularizar actividades en línea como grupos de apoyo, consultas en línea, y cursos psicoeducativos para pacientes y familiares, con buenos resultados y aceptación por el momento. La intención es que más adelante estas herramientas sean accesibles para la mayoría de la población y que el alcance sea el esperado para ver un impacto positivo en la promoción, tratamiento, seguimiento y rehabilitación de los pacientes; sin embargo, aún queda trabajo por hacer, ya que como previamente se describió, se trata de un trabajo que no incluye solo a profesionales de la salud, sino también a poblaciones de otras áreas incluso voluntarios y pacientes.

Este campo será cada vez más relevante para la población en general, por lo que consideramos importante que tanto los profesionales de la salud en todos los campos, como los pacientes y toda la población puedan estar informados acerca del uso correcto, de los riesgos y beneficios de las redes sociales, para utilizarlas como herramientas a nuestro favor y establecer programas e intervenciones de poco costo y gran alcance.

  • Diana Jocelyne Arteaga Martínez
Bibliografía
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