Adicción a las redes sociales: síntomas, factores asociados e intervenciones para su regulación
Según el diccionario de la RAE se define como red social (RS) a una plataforma digital de comunicación global que pone en contacto a gran número de usuarios. En estas plataformas los usuarios crean perfiles y comparten contenidos. Las RS con gran alcance surgieron después del año 2000, por ejemplo, Friendster (2002), LinkedIn (2003), Hi5 (2003), MySpace (2004), Facebook (2004), YouTube (2005), Reddit (2005), Twitter (2006), Instagram (2010), Snapchat (2011), TikTok (2016), Threads (2023). Las actividades que permiten realizar cada red son variadas; por ejemplo, Twitter y Reddit permiten generar contenido por escrito, con cierto límite de palabras, por lo que también se les ha llamado “microblogs”, mientras que Instagram o Tik- Tok tienen características más visuales que permiten compartir videos cortos o fotografías y finalmente Facebook es una red que se ha considerado más de interacción entre amigos o conocidos que también permite intercambio de contenido visual.
Alrededor del mundo más de la mitad (53%) de la población utiliza RS y se calcula que podría llegar al 80% en los países industrializados (DataReport, 2021). En el caso de México, de los 128 millones de habitantes contabilizados en 2023, se calculó que poco más de 100 millones son usuarios de internet y que hay 94 millones de usuarios de RS, aunque hay que tomar con reserva este dato ya que hay personas que podrían tener por lo menos dos usuarios registrados (en la gráfica 1 podemos ver las RS más usadas en México).
Gráfica 1.
Se sabe que una gran parte de las personas no experimentan problema con el uso de RS, pero al ser miles de millones de usuarios, no resulta extraño que algunas personas puedan presentar problemas con el uso excesivo, lo cual se ha calculado que va del 5 a 10% (Bányai et al., 2017).
Como tal no existe una definición en el DSM-5 o en la CIE-11 que mencione una adicción al uso de RS, lo más cercano sería “Otros trastornos especificados debido a comportamientos adictivos” y justo en la CIE-11, se menciona que, en términos neurobiológicos, no cumpliría con los síntomas de dependencia que se han mencionado en el uso de sustancias (v. gr. Sistema de recompensa), además de que menciona que se necesitan más estudios longitudinales y de validación de criterios.
A pesar de lo anterior, se ha propuesto el término “Uso problemático de redes sociales” (PSMU por sus siglas en inglés), que abarca 6 características típicas: saliencia o preponderancia (que se refiere a un pensamiento constante sobre las RS), tolerancia (que cada vez se necesite un mayor uso de RS para mantener el efecto positivo), modificación del ánimo (que es notoria la mejoría del ánimo debido al uso de las RS), recaída (que es regresar al uso desmedido de las RS después de esfuerzos infructuosos para reducir su uso), abstinencia (tener intranquilidad al no usar las RS) y conflictos (que se generen problemas interpersonales por el uso de las RS) (Andreassen et al., 2017).
En un estudio en línea, en Australia, que incluyó a 968 adultos, se evidenció que las personas que tienen ya de fondo trastornos por apuestas, por adicción a videojuegos o uso de sustancias de forma categórica o bien compras excesivas o conductas sexuales excesivas en línea, mostraron perfiles con mayor abstinencia al dejar de usar las RS o bien con un grado mayor de sintomatología del uso problemático de RS.
En un artículo de Sheldon y colaboradores (2021), realizado en una universidad de EUA y que incluyó a 337 estudiantes, se analizó si la satisfacción en la vida, la actividad social y la interacción interpersonal, así como el “temor a perderse de algo” (fear of missing something o FOMO por sus siglas en inglés) y los rasgos de personalidad del Big Five podrían ser predictores del uso problemático de las redes sociales. El único factor que pudo predecir la dependencia a Facebook y a Instagram fue el FOMO; pero para Snapchat tanto el nivel de actividad social como el FOMO fueron predictores de dependencia, esto podría entenderse por el tipo de interacción que se da en esta última RS que es más dinámica porque las fotos y videos desaparecen una vez vistos.
Los padecimientos de Salud Mental relacionados con un uso excesivo de RS son principalmente TDM, TDAH y TOC, sin embargo, es importante tener presente que muchas personas podrían no tener un diagnóstico categórico y aun así tener síntomas subsindromáticos que los vuelven vulnerables al abuso de las RS (Hussain & Griffiths, 2018).
En un metaanálisis que incluyó 133 artículos y 244,676 personas, se identificó que el uso problemático de RS aumentaba mientras más insatisfacción y baja autoestima reportaban las personas y también estaba aumentado en aquellas personas que reportaban síntomas depresivos o soledad.
No debemos pasar por alto que también se ha postulado que personas con rasgos o trastorno narcisista o con fobia social pueden encontrar reconfortante el uso de redes sociales, ya sea por tener un mayor reconocimiento (likes, seguidores) o bien por poder interactuar de una manera que puedan controlar y sentirse seguros, respectivamente. Sin dejar del lado que siempre está el riesgo del cyberbullying (Lyvers et al., 2022).
Haltigan y colaboradores (2023) mencionan que se ha observado un “ecosistema de neurodivergencia” en línea, en el cual los síntomas típicos de los trastornos mentales son vistos como rasgos que vuelven a las personas más interesantes o sobresalientes y que generan identidades de consumo, más que como enfermedades o diagnósticos que requieren de atención profesional. Considerando lo anterior, es importante identificar a las personas que podrían tener algún padecimiento relacionado con la salud mental y que lo estén subestimando. Existe el antecedente, por ejemplo, de redes como Tumblr que prohibieron ciertos temas (v. gr. autolesiones). Aunque no todo es negativo, pueden existir blogs o usuarios que son considerados “influencers” y que ayuden a las personas a sentirse mejor e incluso a buscar apoyo especializado en caso necesario.
No siempre las personas reconocen que tienen un uso de redes problemático, para lo cual también se han dado diferentes explicaciones. Se puede dar el caso de que se presenten para ayuda psicológica o psiquiátrica porque el uso problemático ha generado un problema social, muchas veces acudirán por otra causa y será necesario identificar el problema. En esos casos es conveniente guiarse por los criterios de Andreassen arriba descritos y usar las escalas (aunque faltan más validaciones en español) de las cuales la más usada es la Escala de Adicción a Redes Sociales de Bergen y en segundo lugar la Escala de Adicción a Redes Sociales (SMAS); ambas están basadas en el modelo de componentes de la adicción (Griffiths, 2013). Además, se han generado otras escalas basadas también en ese modelo y que son específicas para las diferentes redes sociales que existen. Esto es interesante en el abordaje, porque no todas las redes y reforzadores para generar adicción tienen el mismo funcionamiento. Entonces hay postulados sobre qué es lo que hace que una persona genere una adicción a una RS específica lo que es importante para decidir cuál sería la mejor intervención para disminuir el uso problemático, como, por ejemplo, tratar los síntomas depresivos o la ansiedad o proponer alguna psicoterapia que aborde los rasgos o trastornos de personalidad o la fobia social. Las alternativas para el tratamiento del uso problemático de RS como tal no son farmacológicas hasta el momento. Existe consejería más enfocada a un manejo conductual del uso de las redes. Se ha demostrado que la TCC basada en el mindfulness y enfocada a la reconstrucción cognitiva, meditación, entrenamiento de relajación e identificación de situaciones de riesgo y pensamientos negativos, es de utilidad en reducir el uso problemático de RS (Lan et al., 2018).
Hay que hacer énfasis en que las personas activen las “utilidades” proporcionadas por cada RS que les permiten medir el tiempo que se están usando y establecer un límite máximo de permanencia. Yi y colaboradores realizaron un análisis de las intervenciones disponibles y sugirieron el uso de aplicaciones que permiten establecer una intervención de autoayuda para disminuir el uso problemático de RS, por ejemplo: ColdTurkey, SelfControl, Freedom Forest. También mencionaron que se pueden usar medidas conductuales, es decir un plan de autorrestricción como puede ser el colocar el aparato móvil con el que se accede a las RS (usualmente el teléfono celular) en otra habitación cuando se está realizando cierta actividad y no tener acceso al aparato hasta no terminar dicha actividad. Ciertas aplicaciones utilizan la técnica de Pomodoro, es decir, activan alarmas para dedicar tiempo a las actividades esenciales con pausas de menor duración en las que se podría acceder a las RS.
Estos mismos autores mencionan que la combinación de TCC con terapia motivacional (usualmente usada para tratar trastorno por apuestas) puede ser de utilidad. También hacen énfasis en que, en el caso de los estudiantes, el ambiente escolar, con mensajes claros sobre el uso de las RS, puede ayudar a evitar el acoso en RS y también su uso excesivo, pero que el interrumpir totalmente su el uso de RS también puede generar cierto aislamiento o desadaptación en ciertos entornos escolares.
Para concluir es importante mencionar que independientemente de que se valide o no como diagnóstico en las próximas revisiones de las clasificaciones de trastornos relacionados con la salud mental al uso problemático de RS, diversos medios dan cuenta del impacto que tiene en el medio escolar y familiar, incluso se ha observado que muchas personas utilizan a los teléfonos celulares como un medio para evadir conversaciones o limitar la socialización, no mirar cara a cara a su interlocutor o incluso mantenerse en silencio por periodos largos mientras están frente a alguien más debido al uso de dichos aparatos, este término ha sido descrito en inglés como “phubbing”, aparentemente acuñado en Australia y derivado de dos palabras en inglés (phone y snnubing). De nuevo es importante tener presente que conforme surjan más tecnologías interactivas el entorno social también irá sufriendo cambios, que pueden ser de gran impacto para las relaciones interpersonales en el futuro no tan lejano. (Capilla-Garrido et al., 2021).
- Hiram Ortega Ortiz
Bibliografía
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- Bányai, F., Zsila, Á., Király, O., Maraz, A., Elekes, Z., Griffiths, M. D., Andreassen, C. S., & Demetrovics, Z. (2017). Problematic Social Media Use: Results from a Large-Scale Nationally Representative Adolescent Sample. PloS One, 12(1), e0169839. doi: 10.1371/journal.pone.0169839
- Capilla-Garrido, E., Issa, T., Gutiérrez Esteban, P., & Cubo-Delgado, S. (2021). A descriptive literature review of phubbing behaviors. Heliyon, 7(5), e07037. doi: 10.1016/j.heliyon.2021.e07037
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- Haltigan, J. D., Pringsheim, T. M., & Rajkumar, G. (2023). Social media as an incubator of personality and behavioral psychopathology: Symptom and disorder authenticity or psychosomatic social contagion? Comprehensive Psychiatry, 121, 152362. doi: 10.1016/j.comppsych.2022.152362
- Huang, C. (2022). A meta-analysis of the problematic social media use and mental health. The International Journal of Social Psychiatry, 68(1), 12-33. doi: 10.1177/0020764020978434
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- Lan, Y., Ding, J. E., Li, W., Li, J., Zhang, Y., Liu, M., & Fu, H. (2018). A pilot study of a group mindfulness-based cognitive-behavioral intervention for smartphone addiction among university students. Journal of Behavioral Addictions, 7(4), 1171-1176. doi: 10.1556/2006.7.2018.103
- Lyvers, M., Salviani, A., Costan, S., & Thorberg, F. A. (2022). Alexithymia, narcissism and social anxiety in relation to social media and internet addiction symptoms. International Journal of Psychology: Journal International de Psychologie, 57(5), 606-612. doi: 10.1002/ijop.12840
- Sheldon, P., Antony, M. G., & Sykes, B. (2021). Predictors of Problematic Social Media Use: Personality and Life-Position Indicators. Psychological Reports, 124(3), 1110-1133. doi: 10.1177/0033294120934706