Suicidio, autolesiones e ideación suicida durante el COVID-19: una revisión sistemática
Es por todos sabido que desde hace muchos años el mundo se enfrenta a un problema de salud pública que es el suicidio. De acuerdo con datos recientes de la Organización Mundial de la Salud, cada año cerca de 700,000 personas se quitan la vida y muchas más lo intentan. Si bien esta lamentable conducta puede presentarse a cualquier edad, resulta preocupante que en las últimas décadas esté afectando a los grupos de edad más joven, al grado de ser considerada en la actualidad la cuarta causa de muerte en el grupo etario de 15 a 29 años en todo el mundo.
El suicidio es el resultado frecuente de muchos trastornos psiquiátricos; sin embargo, una gran cantidad de estudios han demostrado que esta grave conducta se debe principalmente a la interacción de factores tanto genéticos como ambientales. Y en este último punto, el ambiente, es en donde debemos enfocarnos actualmente, ya que las dificultades asociadas con la pandemia por COVID-19, así como las medidas sanitarias necesarias que se han implementado para evitar el contagio y la propagación del virus, como el aislamiento físico y el distanciamiento social, han actuado como factores desencadenantes, precipitantes o perpetuantes de problemas en la salud mental, incluido un incremento en todo el mundo de autolesiones, ideación suicida y suicidio propiamente dicho. En este sentido, México no es la excepción, ya que, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en el año 2020, año de pandemia, ha sido el periodo con más suicidios registrados en la historia del país con un total de 7,896. Comparando esta cifra con los dos años más recientes, ocurrieron 1,088 suicidios más que en el año 2018 y 673 suicidos más que en el 2019, cifras que podrían estar relacionadas directa o indirectamente con la pandemia por COVID-19.
En el mundo existe el antecedente de otras pandemias que tuvieron un impacto sobre la salud mental de la población, por ejemplo, la que se presentó en el año 2003 durante el brote del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS), cuando se vio que los trabajadores de la salud que trabajaban con pacientes infectados presentaron niveles más altos de agotamiento, de angustia psicológica y de trastorno de estrés postraumático que sus pares que no trataron a estos pacientes infectados. En este sentido, son varias las investigaciones que apuntan a las consecuencias en la salud mental generadas por la pandemia, siendo muy común la presencia de síntomas de ansiedad, depresión y estrés en la población general. Esta relación puede ser aún más pronunciada debido a otros factores de riesgo, directos o indirectos, como son el distanciamiento físico, el confinamiento, la reducción de servicios no esenciales, el acceso limitado a la atención médica, el cierre de ciudades, el desempleo, una importante recesión económica y el número de muertos entre otros, circunstancias todas que en población vulnerable pueden producir un aumento en la ideación suicida, las autolesiones y el suicidio.
El objetivo principal de este estudio en el que se seleccionaron 38 artículos que cumplieron con los criterios de inclusión, fue el de revisar sistemáticamente la evidencia sobre el suicidio, las autolesiones y la ideación suicida durante la pandemia por COVID-19. Los objetivos secundarios fueron examinar la prevalencia del suicidio o las autolesiones, evaluar la calidad de los estudios en esta área y evaluar los factores de riesgo psicológicos, sociales y clínicos para el suicidio y las autolesiones y, finalmente pero no menos importante, llevar a cabo un metaanálisis de las variables cuando correspondiera.
Los principales hallazgos de esta revisión sistemática correspondieron a información proveniente de reportes de casos y fueron los siguientes:
- Las razones para el suicidio fueron el miedo al contagio y a la enfermedad, la mala atención a los pacientes con COVID-19, las dificultades financieras, el encierro, el aislamiento, la abstinencia al alcohol, la falta de acceso a recursos educativos y el estigma.
- La prevalencia acumulada para ideación suicida fue del 12.1%.
- Aunque algunos factores relacionados con COVID-19 como la soledad y las medidas de distanciamiento físico parecían ser factores que contribuyen a la ideación suicida, la evidencia no fue consistente entre los estudios para afirmar que existe tal asociación.
Un estudio reportó que, en los países de ingresos altos y medio altos, las cifras de suicidio se mantuvieron prácticamente sin cambios o inclusive disminuyeron en los primeros meses de la pandemia. Esta información es congruente con literatura previa que demostró que otras pandemias no aumentaron el riesgo de muerte por suicidio en personas con trastornos psiquiátricos preexistentes, aunque es importante señalar que dicha evidencia también fue considera limitada a pocos estudios.
Con la información obtenida hasta este momento y con base en los estudios realizados, no es posible afirmar que el COVID-19 haya tenido algún efecto en el incremento de las tasas de suicidio. Incluso, alguna evidencia encontró que las tasas de suicidio durante esta pandemia se mantuvieron sin cambios o disminuyeron en los primeros meses.
La prevalencia acumulada de ideación suicida para todos los participantes en este metanálisis fue del 12.1%, mientras que para diferentes poblaciones fue la siguiente: población general (11.5%), estudiantes (12.3%), trabajadores de la salud y socorristas (9.5%). Otro dato de importancia fue que se identificaron altos niveles de estrés en los profesionales de la salud durante la pandemia y el impacto que tuvo en las tasas de ideación suicida, mostrando la enorme necesidad de buscar apoyo adicional para el personal de atención médica durante una pandemia.
La prevalencia de ideación suicida encontrada en la población general fue del 11.5%, superior a la prevalencia generalmente reportada en la literatura. Si bien es importante tener en cuenta que la ideación suicida no necesariamente conduce a las autolesiones o al suicidio, los efectos psicosociales de la pandemia por COVID-19 pueden ser los principales factores de riesgo para un aumento en ideación suicida en población vulnerable. Los estudios en pandemias anteriores y en enfermedades infecciosas como el VIH han encontrado que el miedo a ser infectado por el virus ha sido la principal razón de ideación suicida, suicidio o autolesiones, aunque el aislamiento social también se consideró un factor de riesgo importante de muerte por suicidio. Un hallazgo reciente reveló que las puntuaciones de soledad se correlacionan positivamente con la presencia de ideación suicida, en diferentes momentos a lo largo de la pandemia.
Por lo tanto, es importante considerar la soledad reportada al momento de evaluar el riesgo en personas que expresan ideas suicidas o que tienen intento de suicidio o conductas autolesivas.
Se destaca la necesidad de realizar investigaciones de alta calidad sobre el riesgo y la prevención del suicidio en el contexto pandémico actual o inclusive futuro. Es importante que todos los médicos evalúen de forma rutinaria el miedo a la infección durante la pandemia de COVID-19, así como todos los factores de riesgo ampliamente conocidos para suicidio.
- Emmanuel Isaias Sarmiento Hernández
- Director del Hospital Psiquiátrico Infantil Dr. Juan N. Navarro
Bibliografía
- Farooq, S., Tunmore, J., Wajid Ali, M., & Ayub, M. (2021). Suicide, self-harm, and suicidal ideation during COVID-19: A systematic review. Psychiatry Research, 306, 114228. doi: 10.1016/j.psychres.2021.114228. Epub 2021 Oct 7. PMID: 34670162; PMCID: PMC8495045.