Las citocinas pro inflamatorias como las interleucinas (IL -1, IL-6), el factor de necrosis tumoral (FNT-?) y los interferones (IFNs) responsables de la respuesta inflamatoria local, también sincronizan los componentes fisiológicos y del comportamiento de la respuesta en la fase aguda de la infección. La administración de citocinas pro inflamatorias induce un patrón en la conducta, llamada comportamiento de enfermedad e incluye anorexia, retardo psicomotor, alteraciones en el sueño, dolor, anergia y anhedonia.

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En el año 2004 la FDA publicó una advertencia a los médicos respecto al incremento en el riesgo de suicidio con los nuevos antidepresivos (AD). Recomendó la observación estrecha sobre la aparición de ideación suicida o de actos, sobre todo al inicio del tratamiento. Esto se debió a que el Comité de Medicamentos Seguros del Reino Unido (RU) se interesó en este tema al inicio del 2003, después de que se publicaron varios reportes de autolesiones y conductas suicidas en adolescentes bajo tratamiento con paroxetina.

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La participación del sistema glutamatérigo de neurotransmisión cerebral en los fenómenos psicopatológicos y en el tratamiento de los trastornos afectivos graves, es cada vez más evidente. Desde el punto de vista clínico, la evidencia de su participación se sustenta en la conocida eficacia de muchos fármacos, cuyo mecanismo de acción consiste en la modulación funcional de este sistema.

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De acuerdo a diversos estudios, más de la tercera parte de los pacientes esquizofrénicos con tratamiento antipsicótico reciben inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina (ISRS) para intentar reducir o eliminar los síntomas negativos de la enfermedad. El fundamento para su administración está basado en el concepto de la dicotomía primaria/secundaria de los síntomas negativos.

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Por mucho tiempo la información sobre la relación dosisefecto clínico de los antipsicóticos convencionales era limitada lo que incrementaba el riesgo de producir efectos adversos de tipo extrapiramidal. Si bien los nuevos antipsicóticos atípicos (AA) son más seguros y generan menos efectos colaterales, poco se conoce acerca de su farmacocinética clínica.

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De acuerdo a la información generada por dos ensayos clínicos publicados recientemente, parece ser que al añadir una intervención aguda de psicoterapia al tratamiento farmacológico de pacientes con depresión grave hospitalizados mejora la respuesta clínica, al igual que lo hace la psicoterapia de mantenimiento en mujeres cuya depresión ya remitió debido a que reduce el riesgo posterior de reactivación de los cuadros. En el primero de estos estudios un grupo de 63 pacientes hospitalizados a causa de un cuadro depresivo importante, recibió 15 sesiones de psicoterapia individual y 8 de tipo grupal, además del tratamiento farmacológico.

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