El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una condición patológica común caracterizada por conductas de actividad extrema, impulsividad e inatención inapropiadas para la edad. El caracterizar los correlatos familiares de este síndrome y sus problemas de conducta disruptiva asociados permite entender mejor la etiología, los dilemas diagnósticos y los problemas de tratamiento en estos niños y sus familias.

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Se ha descrito de manera reiterada que la presencia de sucesos adversos en la vida de las personas antecede al inicio de muchos fenómenos psicopatológicos, entre ellos el trastorno de pánico (TP). Sin embargo, una de las limitaciones para comprobar si hay relación causal es que muchos de los estudios al respecto utilizan diferentes tipos de instrumentos para evaluar el problema y consideran periodos muy variados en cuanto al tiempo de la interacción.

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Los genes se encuentran entre los principales factores que incrementan la vulnerabilidad a los trastornos psiquiátricos. En el caso de la esquizofrenia, por ejemplo, se ha estimado que hasta 85% de la variabilidad en las características observadas (su fenotipo) es debida a la variabilidad genética.

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En los Estados Unidos de Norteamérica, entre 2% y 5% de la población intenta suicidarse al menos en una ocasión a lo largo de la vida. Si bien sólo algunos logran la consumación, las lesiones físicas, el impacto psicológico y la afectación social que genera esta conducta en los sobrevivientes les imprime una huella imborrable.

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La osteoporosis es la enfermedad degenerativa más frecuente en la población general, y afecta fundamentalmente a las mujeres. En forma característica, se genera por la pérdida de masa ósea como resultado de un desbalance entre la remodelación del hueso y un incremento en la resorción. El estado de la masa ósea habitualmente se determina midiendo la densidad mineral ósea (DMO).

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