La piel es el órgano más extenso del ser humano y el más expuesto tanto al medio ambiente como a la observación de todos los demás. Así que cuando se dice que la piel es el reflejo del alma, podríamos decir que no se falta de mucha razón. Actualmente, se tiene claro la participación de la patología mental y de lo psicoemocional en el desarrollo de otras enfermedades y en sus manifestaciones comórbidas, interactuando una patología con la otra. Es sabido que diferentes enfermedades dermatológicas padecen esta clara relación como es el caso de la psoriasis, del acné, de la dermatitis atópica entre otros. Se requiere entonces una atención multidisciplinaria para una rápida y efectiva resolución de las enfermedades psicodermatológicas.

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La necesidad de un enfoque biopsicosocial en la Medicina ha cobrado mayor importancia en la práctica clínica, incluir la Salud Mental e incluso crear ramas como la Psico dermatología, Psico alergología, entre otras. En estas nuevas ramas queda evidente la bidireccionalidad del estrés alrededor del paciente y su impacto en la discapacidad acumulada en el curso de la vida. En Enfermedades inflamatorias inmunomediadas de la piel como Psoriasis, Dermatitis atópica, así como en otras dermatosis, es inherente la relación biológica inflamatoria entre TNF-α, IL-23, fibras tipo C y otros marcadores con eventos como duelo, apego, estigma y la separación de padres. Es importante recalcar que enfermedades mentales primarias pueden inducir lesiones cutáneas que terminan en dermatosis más complejas o hasta cirugías estéticas innecesarias.

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La prevalencia de los trastornos psiquiátricos en las personas con enfermedades crónicas es mayor que la población general. Se estima que un 50% de ellas, cuenta con diagnóstico de depresión. En la psoriasis, dermatitis atópica e hidradenitis supurativa, la prevalencia de trastorno depresivo se encuentra en un 30%. Se han visto mecanismos inmunológicos relacionados con la aparición de síntomas depresivos y la gravedad de los síntomas dérmicos. Entre ellos encontramos el incremento de la proteína C reactiva (PCR), factor de necrosis tumoral (TNF) y la familia de interleucinas. Además, el medicamento utilizado para estas condiciones no está libre de efectos adversos psiquiátricos. En esta revisión recalcamos la importancia de los factores biológicos, sociales y psicológicos de los pacientes.

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Las enfermedades cutáneas abarcan un espectro que va desde aquellas donde el componente fisiopatológico de fondo es inflamatorio inmunomediado a aquellas de carácter psicosomático. Las estrategias de abordaje de pacientes con estas patologías no han sido bien establecidas y los estudios al respecto son poco específicos, con metodología variada. Dentro de las condiciones psicodermatológicas abordadas, el delirio por parasitosis fue la más frecuente y la fuente única o más frecuente de referencia fue dermatología. La presente revisión sistemática intenta organizar las estrategias de abordaje, la metodología empleada así como las categorías de tratamiento empleado desde el punto de vista de la salud mental en conjunto con dermatología.

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