Los antipsicóticos atípicos son utilizados como monoterapia o como potenciadores para el tratamiento de la depresión en adultos mayores; sin embargo, se conoce poco acerca de su patrón de uso en este grupo poblacional. El objetivo del estudio fue evaluar el uso de antipsicóticos atípicos y sus factores predictores en adultos mayores con depresión atendidos en la consulta externa. Se llevó a cabo un estudio transversal retrospectivo, que incluyó a pacientes ≥ 65 años de edad con trastorno depresivo, evaluando el uso de antipsicóticos atípicos para tratar la depresión y los factores asociados al uso de los mismos. Se encontró que los antipsicóticos atípicos se prescriben con menor frecuencia a los adultos mayores deprimidos de raza hispana y con mayor frecuencia a los adultos mayores que presentan TOC o TP comórbidos; por lo que ambas condiciones son predictores significativos para el uso de dichos fármacos, tanto como potenciadores como en monoterapia. El escaso uso de antipsicóticos atípicos en adultos mayores encontrado (< 4%) podría deberse a diferentes factores; debido a que este grupo poblacional presenta en general una mayor morbi-mortalidad relacionada con el uso de medicamentos, los proveedores de servicios deben ser cautelosos y valorar siempre el riesgo-beneficio en cada uno de sus pacientes al indicar tratamiento con antipsicóticos atípicos.

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Existen pocos estudios que demuestran la eficacia y la seguridad del uso de litio en ancianos, cuya prescripción se ve disminuida por la nefrotoxicidad de este medicamento. En un estudio español realizado recientemente, se dio seguimiento a 100 ancianos que recibían tratamiento con litio, para correlacionar la edad y la duración del tratamiento con el funcionamiento renal. Para esto se evaluó cada 2-3 meses parámetros como: peso, signos vitales, tratamiento habitual, litemia, función tiroidea y efectos secundarios. Los resultados del estudio encontraron una correlación significativa entre los años de tratamiento y la litemia, pero no con la edad del paciente. Los autores concluyen por tanto que la edad no supondría una contraindicación para iniciar un tratamiento con litio en los ancianos.

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El insomnio es altamente prevalente en la población, y más en los adultos mayores. Cerca de 50% de la población lo padece, y es un problema que se asocia con una serie de alteraciones, tales como la disminución de la capacidad física, problemas de concentración y atención, además de que exacerba múltiples patologías, lo que produce una disminución de la calidad de vida de las personas. Reconocer los problemas del sueño y clasificarlos adecuadamente permite determinar la necesidad o no de estudios complementarios, seleccionar el manejo más adecuado en forma individual, recomendar el manejo no farmacológico, y si fuera necesario, determinar el tipo de fármaco más adecuado en función de la asociación existente con otras patologías.

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Existe una relación bidireccional entre el TEPT y los trastornos neurodegenerativos. Esto ha sido estudiado desde varias aristas considerando la carga genética de esta relación, la edad, la duración de exposición a eventos traumáticos, las alteraciones anatómicas y funcionales cerebrales, las alteraciones de sueño que comparten, la correlación con los biomarcadores desarrollados hasta la actualidad; así como el modo en que la interacción entre ambos fenómenos influye en la forma en que se presentan o progresan a través del tiempo.

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