La psiquiatría de enlace es una subespecialidad  de la psiquiatría que provee atención a pacientes hospitalizados bajo cuidado no psiquiátrico. A pesar de la evidencia del beneficio para los pacientes de interconsultar a dicho servicio, sigue siendo baja la tasa de referencia por parte de los médicos de hospital.

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El trastorno por atracón (TA) es el trastorno de la conducta alimentaria más frecuente; reconocido en el 2013 por la APA como un trastorno de la conducta alimentaria independiente.


El tratamiento del mismo tiene por objetivo disminuir la frecuencia de atracones y cogniciones relacionadas con la ingesta desordenada de alimentos, mejorar el estado metabólico y peso corporal del paciente y regular el estado de ánimo; dichos tratamientos incluyen abordajes psicológicos, conductuales y farmacológicos. Según los resultados arrojados por el meta análisis aquí presentado, se apoya el uso de tratamientos como lisdexanfetamina, antidepresivos de segunda generación (principalmente ISRS) y psicoterapia cognitivo conductual guiada por un terapeuta en el trastorno; asimismo y aunque con menor evidencia, el uso de topiramato y otras formas de psicoterapia cognitivo conductual (auto aplicada) se han mostrado también efectivas para el tratamiento del TA.

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Debido a que existen pocos reportes relacionados, los autores buscaron determinar la morbilidad y la mortalidad relativas, relacionadas con la exposición a medicamentos utilizados para el tratamiento de la depresión. Se observo un aumento importante en la presentación de desenlaces graves posterior a una sobredosis y/o exposición no intencional a medicamentos utilizados para el tratamiento de la depresión en los últimos 15 años; los riesgos de morbilidad y mortalidad varían importantemente entre medicamentos, y dichas diferencias resultan importantes al momento de elegir el tratamiento para cada paciente, principalmente en aquellos con riesgo de suicidio elevado.

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La utilización inapropiada de medicamentos en los adultos mayores conlleva frecuentemente la génesis de reacciones adversas debido a los cambios fisiológicos asociados a la edad. Esto aumenta la morbimortalidad y el número de admisiones hospitalarias, con el consecuente incremento de la utilización de recursos sanitarios y gastos en salud. Para poder optimizar la prescripción de medicamentos en los ancianos se han desarrollado en los últimos años herramientas implícitas y explícitas. Los criterios explícitos STOPP-START publicados en el 2008 se han impuesto como referencia en Europa con su aplicación en diferentes ámbitos asistenciales. En este artículo se presenta una actualización de estos criterios del año 2014.

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