En muchas ocasiones pasan muchos años entre las primeras manifestaciones clínicas y el diagnóstico definitivo de un trastorno bipolar. Es de particular interés para muchos clínicos el tener datos que les puedan ayudar a predecir qué síntomas iniciales tienen probabilidades de desembocar en el trastorno definitivo. De manera particular, los trastornos mentales de inicio durante la etapa del post-parto parecen ser un indicador de esta situación. Este estudio, llevado a cabo con un procedimiento clínico epidemiológico, identificó una cohorte de mujeres que fueron atendidas por presentar síntomas mentales a lo largo del primer mes después del parto. Al efectuar su seguimiento los investigadores encontraron que un número importante fueron finalmente diagnosticadas como bipolares. En el análisis de sus resultados proponen algunas características de los cuadros que pueden servir como identificadores tempranos de este trastorno.

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El trastorno de estrés postraumático en un padecimiento con alta prevalencia en la práctica clínica. Los pacientes que lo presentan suelen manifestar importantes problemas durante el sueño debido a la presencia de pesadillas. Este problema ha sido difícil de resolver con intervenciones farmacológicas. Un trabajo recientemente publicado hizo una revisión del uso del prazosin (un antihipertensivo antagonista del receptor adrenérgico α1) para el tratamiento de las pesadillas. Si bien sus resultados fueron favorables tanto en eficacia como en tolerabilidad y seguridad, tienen limitaciones debido a la metodología utilizada. Sin embargo sienta un precedente a partir del cual se puedan desarrollar nuevos estudios prospectivos que valoren con mayor precisión el posible papel de este fármaco en el tratamiento de una condición difícil de manejar, o bien motiven a algunos clínicos a utilizarlo con cuidado y vigilancia en ciertos casos particulares.

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Los antipsicóticos denominados atípicos o de segunda generación han facilitado el tratamiento de la esquizofrenia ya que tienen una eficacia elevada y, al parecer, un perfil de efectos secundarios más benignos que los de primera generación. Sin embargo, con el paso del tiempo y en la medida en la que se ha ganado mayor experiencia con su uso, se ha encontrado que pueden generar importantes efectos colaterales, entre ellos los de tipo extrapiramidal. Es por ello de gran interés analizar estas características para que los clínicos que los utilizan tengan conocimiento de ello y de esta manera puedan reducirlos o bien limitar sus consecuencias. En este artículo los autores hacen un re-análisis de los datos obtenidos en un amplio estudio farmacológico con antipsicóticos atípicos. Este procedimiento ha permitido identificar estos efectos que antes habían sido pasados por alto.

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Un trabajo clínico epidemiológico nuevamente corrobora la relación entre el insomnio y el riesgo de presentar depresión. Esta relación, ya identificada en trabajos previos, se corrobora en una población diferente y además subraya la importancia del insomnio persistente como un importante factor que predice la aparición de nuevos episodios depresivos.

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Es bien conocido que el sistema de neurotransmisión cerebral que más se ha involucrado en la etiología de los trastornos del ánimo es el monoaminérgico. Sin embargo, el hecho de que existan diferencias en la forma clínica de presentación de estos trastornos así como en la manera como responden a los tratamientos farmacológicos, hace suponer que existen otros sistemas involucrados en su génesis. Tal es el caso de la participación del sistema de la melatonina. Con la aparición de nuevos fármacos antidepresivos que ejercen su acción farmacológica a través de este sistema, se ha considerado que en buena medida este sistema participa en este tipo de fenómenos. La agomelatina es un fármaco que ejerce su acción por medio de los receptores de la melatonina y sobre receptores específicos de serotonina. Es por estos mecanismos que produce un efecto terapéutico de tipo antidepresivo. La eficacia y tolerabilidad de este medicamento de reciente aparición es valorado por medio de un estudio de meta-análisis que incluye la evaluación comparativa de su eficacia contra el placebo y contra otros antidepresivos.

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Al fenómeno ansioso depresivo se le reconoce como una manifestación clínica de elevada prevalencia. Muchos de los pacientes que inician su padecimiento con sintomatología depresiva cursan simultáneamente con síntomas de ansiedad. Sin embargo poco se conoce acerca de cómo esta combinación afecta la evolución de los trastornos depresivos a largo plazo. En un estudio de seguimiento longitudinal a largo plazo (en promedio 16 años), se demuestra cómo estos síntomas de manera asociada impactan sobre la evolución crónica de los trastornos depresivos tanto en el polo unipolar como en el bipolar.

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