De acuerdo a un trabajo recientemente publicado, la terapia basada en la mentalización puede ser efectiva para reducir las hospitalizaciones y las autolesiones en los pacientes con trastorno límite de la personalidad, así como para mejorar su nivel de funcionalidad.

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Hace aproximadamente cinco o siete años surgió la evidencia de que el uso de antipsicóticos atípicos podía generar alteraciones metabólicas. Esto llevó a que las agencias regulatorias de salud de varios países solicitaran a los fabricantes agregar en la información para prescribir, el riesgo de que el uso de estos medicamentos podrían inducir hiperlipidemia, hiperglicemia y diabetes.

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Se sabe que, en ocasiones, el inicio de los cuadros depresivos se asocia a la presencia simultánea de otros trastornos médicos. Una de las posibles causas de esta relación pueden ser los procesos inflamatorios presentes en un sinnúmero de enfermedades crónicas y también en la depresión.

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La prueba de supresión con dexametasona (PSD) fue descrita inicialmente como un marcador biológico de la depresión, sin embargo, posteriormente se le asoció a otros aspectos específicos de este trastorno como a la conducta suicida y a los subtipos melancólicos y con características atípicas. Estudios más recientes encuentran que la desregularización del eje hipotálamo- pituitaria-adrenal (HPA) presenta características diferentes entre sujetos con y sin conducta o ideación suicida, lo que sugiere que es factible considerar que ciertos aspectos particulares de la depresión se pueden diferenciar por medio de esta prueba

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Aún no se ha hecho el estudio ideal que valore adecuadamente el riesgo que poseen los antidepresivos para inducir estados de manía. Un estudio así, para tener valor, necesitaría ser doble ciego, controlado con placebo y con una excelente valoración de síntomas de manía, incluyendo la historia personal de cada sujeto y un seguimiento suficientemente largo para poder identificar la aparición de nuevos episodios maníacos, producto del efecto de los antidepresivos.

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Hacia fines del siglo XIX Freud propuso que muchos aspectos de la motivación humana (incluyendo temores y deseos) ocurren fuera del ámbito de la conciencia. Este concepto tuvo un profundo impacto en la cultura del siglo pasado a pesar de no contar con una evidencia comprobable.

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