Con la finalidad de actualizar y modificar la quinta versión de la clasificación de enfermedades mentales de la Asociación Psiquiátrica Americana (DSM-V), se han llevado a cabo debates y se han conformado grupos de discusión sobre distintas entidades clínicas. Uno de los grupos más activos en este sentido ha sido el encargado de proponer modificaciones a la actual clasificación de los trastornos de la personalidad.
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Resulta clínicamente importante diagnosticar los trastornos de personalidad (TP) asociados en los pacientes psiquiátricos ya que éstos influyen en la duración, recurrencia y evolución de los padecimientos. Un diagnóstico de personalidad comunica información clínica relevante para el diagnóstico integral y el plan terapéutico.
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Las investigaciones en el campo del suicidio sugieren que las personas con una historia familiar de conducta suicida corren mayor riesgo de llevar a cabo intentos en algún momento de la vida. La relación entre una historia familiar de suicidio y la conducta del suicida potencial es particularmente consistente cuando se incluye a familiares en primero y segundo grados.
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La conducta autolesiva afecta a miles de adolescentes cada año. La aparición de un estudio de meta-análisis, que mostró que un incremento en la incidencia de conducta suicida en los adolescentes se relacionaba con la prescripción de antidepresivos, generó alarma al respecto y llevó a que las autoridades gubernamentales de salud emitieran advertencias sanitarias.
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Aunque niños y adolescentes toleran bastante bien los inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina (ISRS), muchos padres y clínicos se sienten inseguros ante su prescripción, dada la inquietud acerca de los efectos adversos (EA). Aun cuando la metodología y terminología para manejar a estos efectos no se han estandarizado en los ensayos clínicos, entre 3 y 12% de los jóvenes abandonan el tratamiento por esa causa.
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Entre todos los padecimientos psiquiátricos, el trastorno bipolar está entre los factores de riesgo más prominentes para el suicidio consumado. Se asocia además a tasas más elevadas de intentos de suicidio e ideación suicida
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