Entrenamiento para reducir la inatención en el conductor adolescente con TDAH

Entrenamiento para reducir la inatención en el conductor adolescente con TDAH

Los adolescentes con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) tienen mayor riesgo de sufrir accidentes automovilísticos, hasta cuatro veces más que los conductores adultos y dos veces más que los adolescentes sin TDAH. Es una de las principales causas de muerte en este grupo etario.

Los conductores adolescentes, particularmente aquellos con TDAH, tienen dificultad para mantener la atención visual en la carretera. Se ha visto que, cuando realizan este tipo de acciones, miran la carretera a lo lejos por largo tiempo (≥ 2 segundos) en lugar de alternar miradas breves y repetidas entre carretera y alguna tarea secundaria, siendo un comportamiento que aumenta el riesgo de accidentes automovilísticos.

Se ha propuesto que un programa computarizado de entrenamiento en habilidades para reducir las miradas largas fuera de la carretera podría contribuye a disminuir el riesgo de accidentes en esta población.

El programa Focused Concentration and Attention Learning (FOCAL) es un software de escritorio de una sola sesión para entrenar a los conductores adolescentes neurotípicos a reducir las miradas largas fuera de la carretera. Debido a que los adolescentes con TDAH tienen dificultades para implementar las habilidades aprendidas, se mejoró el entrenamiento con FOCAL+ con múltiples sesiones y el entrenamiento con simulador y retroalimentación auditiva inmediata cuando se presentan miradas largas.

Participaron adolescentes entre 16 y 19 años con TDAH que tenían licencia de conducir. Se distribuyeron al azar en proporción de 1 a 1 para recibir el entrenamiento de intervención o el entrenamiento de control y se les dio seguimiento durante un año. Los participantes cumplieron con los criterios de diagnóstico para TDAH de acuerdo con la entrevista Kiddie Schedule for Affective Disorders and Schizophrenia que un médico realizó a los padres y adolescentes. Los criterios de elegibilidad incluían: conducir por lo menos tres horas por semana sin supervisión con base en el informe del adolescente, haber un padre dispuesto a participar y obtener una puntuación promedio superior a 80 en la prueba breve de inteligencia de Kaufman, segunda edición.

Se excluyeron a los adolescentes que no podían discernir estímulos en el simulador sin lentes, que informaron mareos por movimiento, que tuvieron problemas de consumo de sustancias, que no podían dejar de tomar la medicación para TDAH en los días de evaluación de la conducción y a los que tenían antecedentes de múltiples traumatismos craneales o que habían perdido por alguna razón el conocimiento durante más de 30 minutos.

El entrenamiento consistió en cinco sesiones de dos etapas, con duración de 90 minutos cada una aproximadamente. Para aprender y reforzar las habilidades del hijo adolescente, se invitó a los padres a participar en la etapa 1 de las sesiones primera y quinta del programa.

En la etapa 1, inicialmente se informó a los adolescentes del grupo de intervención sobre riesgos asociados con miradas largas; se les indujo a realizar miradas breves y repetidas para completar tareas mientras manejaban. Durante el primer paso, se mostró a los participantes un video de un viaje desde la perspectiva del conductor. Mientras se reproducía el video, se solicitó a los participantes buscar nombres de calles en el mapa que aparecía en la mitad inferior de la pantalla (tarea de búsqueda de nombres de calles). Cuando el participante presionaba la barra espaciadora, se reemplazaba la vista de la carretera por la vista del mapa y desaparecía el video que seguía en segundo plano. La alternancia entre carretera y mapa quería simular la multitarea que ocurre cuando un conductor se involucra en una tarea distractora mientras conduce. Con los intervalos entre pulsaciones a la barra espaciadora se podía medir la duración de las miradas.

En el paso 2, se volvió a reproducir el mismo recorrido, pero en éste, la carretera se oscurecía cuando los participantes miraban el mapa. Con esta configuración se enseñó a los participantes cuánto tiempo las miradas afectan la visualización de la carretera.

En el paso 3, la unidad se reprodujo nuevamente con un temporizador visible durante periodos bloqueados para mostrar la duración de las miradas largas.

En el paso 4, se jugó una nueva unidad con la misma tarea de buscar el nombre de la calle; sin embargo, cuando las miradas al mapa duraban 3 o más segundos sonaba un tono de advertencia. Los participantes repitieron el viaje hasta que todas sus miradas largas hacía el mapa se quedaron en menos de 3 segundos.

Finalmente, en el paso 5, se repitieron las secuencias del paso 4 hasta que el participante logró dar solo miradas breves fuera de la carretera con un umbral de 2 segundos. Esto era el objetivo final y deseado para los participantes.

Durante la etapa 2 de la capacitación, los adolescentes usaron anteojos de seguimiento ocular con sensores acelerométricos y giroscópicos integrados para detectar los movimientos de la cabeza y de los ojos en un simulador de manejo con tres pantallas que ofrecen para el conductor un campo de visión de 135 grados, espejos retrovisores y laterales integrados, un volante de tamaño completo con resistencia y vibración basada en tacto, pedales de acelerador y freno, así como un asiento para el automóvil. El camino simulado constaba de carreteras rectas y curvas de dos carriles en entornos urbanos y suburbanos. En cada sesión de capacitación, los adolescentes completaron un viaje de cinco minutos durante el cual el conductor recibía alertas auditivas y, aproximadamente una vez por minuto, un símbolo visual sobre el tablero. El conductor tenía que identificar en 20 segundos cuántos símbolos había dentro de una matriz de símbolos de 6 × 6 que se mostraba en una consola central simulada (tarea de búsqueda de símbolos). Se empleó seguimiento ocular en tiempo real y datos de sensores integrados para identificar miradas largas (que duraban más de 2 segundos), una alarma auditiva continua que alertaba al adolescente hasta que la mirada visual regresaba a la carretera. Los participantes que mantenían miradas largas o que no lograron más del 50% de precisión en la tarea de búsqueda de símbolos realizaron recorridos adicionales de cinco minutos cada uno hasta no tener esas miradas largas y obtuvieron una precisión de respuesta de más del 50%.

En el entrenamiento del grupo control, los adolescentes completaron durante la etapa 2 la misma simulación de conducción y la misma tarea de búsqueda de símbolos que los participantes del grupo de intervención, pero sin retroalimentación auditiva en respuesta a las miradas largas. Se informó a los participantes del grupo de control que la simulación de conducción era un espacio para practicar las reglas aprendidas; la principal diferencia entre la etapa 2 del programa de intervención y la etapa 2 del programa de control fue la ausencia de retroalimentación auditiva para señalar y corregir las miradas largas.

El primer resultado corresponde al número de miradas largas (≥ 2 segundos) fuera de la carretera durante las tareas de búsqueda en el mapa en la simulación de dos viajes de 15 minutos que se realizaron al inicio, al mes y a los 6 meses. El segundo resultado se obtuvo durante la conducción real al año de entrenamiento; proporcionó la desviación estándar de la posición del carril (medida en pies) durante los recorridos en el simulador.

Con el entrenamiento FOCAL+, los adolescentes con TDAH que se distraían durante la conducción simulada lograron hacer menos miradas hacia otro lado de la carretera durante al menos 2 segundos y tener menos variación de carril; se determinó une indicador de oscilación que se asoció con el riesgo de accidentes. Los efectos de la intervención se observaron en los resultados secundarios de conducción real, los participantes del grupo de intervención tenían tasas más bajas de miradas largas y de accidentes en comparación con el grupo control. Lo anterior sugiere que los adolescentes con TDAH pudieron trasladar las habilidades aprendidas en el entrenamiento a la vida real.

Si bien los medicamentos estimulantes mejoran la conducción en adolescentes con TDAH, sus efectos farmacológicos duran solamente unas 10 a 12 horas; cuando los efectos de los medicamentos generalmente han disminuido es, justamente, cuando los adolescentes que manejan son susceptibles de accidentes al final de la tarde, después de la escuela o durante la noche.

Con este programa, se propone una intervención novedosa para reducir los riesgos de accidentes relacionados con el TDAH.

  • Cristhian Ulises Rodríguez Martínez
Bibliografía
  • Epstein, J. N., Garner, A. A., Kiefer, A. W., Peugh, J., Tamm, L., MacPherson, R. P., ... Fisher, D. L. (2022). Trial of Training to Reduce Driver Inattention in Teens with ADHD. The New England Journal of Medicine, 387(22), 2056-2066. doi: 10.1056/NEJMoa2204783