Actualizaciones recientes en psicofarmacología para los síntomas centrales y asociados del Trastorno del Espectro Autista

Actualizaciones recientes en psicofarmacología para los síntomas centrales y asociados del Trastorno del Espectro Autista

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno heterogéneo del neurodesarrollo. El manejo incluye una intervención conductual intensiva temprana para mejorar el funcionamiento social y los resultados del desarrollo. Las alteraciones de la conducta social persistentes que ocurren en múltiples contextos de la vida de un paciente son un rasgo central de los TEA. No se ha demostrado claramente que algún tratamiento farmacológico haya revertido los síntomas centrales del TEA; sin embargo, la risperidona y el aripiprazol han sido aprobados por la FDA. No obstante, existe una necesidad permanente de desarrollar tratamientos farmacológicos seguros y eficaces para los TEA.

Recientemente se han publicado algunos ensayos con medicamentos dirigidos a la discapacidad social en los TEA los cuales se han centrado en su mayoría en neuropéptidos como la oxitocina y la vasopresina y, por otro lado, en la memantina. Sin embargo, no han aportado una mejoría significativa para la atención médica según los estándares actuales.

Los patrones de comportamiento restringidos y repetitivos comprenden un segundo espectro de síntomas centrales del TEA; incluyen movimientos motores repetitivos, uso repetitivo del lenguaje, preocupaciones circunscritas, comportamientos rituales, dificultad para hacer frente al cambio e intereses sensoriales inusuales. Como en el caso anterior, tampoco hay medicamentos aprobados por la FDA para el comportamiento repetitivo, pero los ensayos clínicos aleatorizados de antipsicóticos de segunda generación, en particular la risperidona y el aripiprazol, han brindado algo de beneficio. Por otro lado, el uso de los inhibidores selectivos de recaptura de serotonina (ISRS) para el tratamiento del comportamiento repetitivo en los TEA ha recibido mucha atención a lo largo de los años, pero también ha ofrecido resultados mixtos. Finalmente, no se ha visto que los medicamentos antipsicóticos y los ISRS fueran superiores al placebo.

La irritabilidad es otro grupo de síntomas comunes entre las personas con TEA; abarca la agresión, las conductas de autolesiones, la destrucción de la propiedad y las rabietas severas. Si fallan las intervenciones como factores comunicativos, conductuales y sociales, pueden ser necesarios tratamientos psicofarmacológicos. Como se indicó anteriormente, la risperidona y el aripiprazol están aprobados por la FDA para el tratamiento de la irritabilidad en niños y adolescentes con TEA.

Investigaciones recientes se han centrado en el papel potencial del cannabidiol (CBD) en el tratamiento de la irritabilidad en los TEA. En los últimos años se han publicado dos ensayos prospectivos abiertos de CBD y un ensayo doble ciego controlado con placebo para la irritabilidad en los TEA. En el primero, los padres informaron un cambio en los síntomas de hiperactividad, en los problemas para dormir, en las autolesiones y en la ansiedad. Sesenta y ocho por ciento de los participantes experimentaron mejoría en las autolesiones. Los efectos adversos informados con mayor frecuencia incluyeron somnolencia (22.6%) y supresión del apetito (11.3%). En el segundo estudio abierto, los ataques de ira y la agitación mejoraron entre el 89% y el 84% de los participantes, respectivamente. Como se alteraron las dosis de otros medicamentos en el 43% de los pacientes del estudio, es posible que se haya creado confusión en el efecto de los productos de cannabis.

En el ensayo doble ciego se observó que 49% de los participantes que recibieron extracto total de cannabis experimentaron una mejoría en el comportamiento disruptivo significativamente más alta que la tasa de respuesta de 21% con el placebo. Sin embargo, la mejoría en las conductas disruptivas de los pacientes tratados con CBD puro (38%) no fue superior a la del placebo. Tanto el extracto de cannabis de toda la planta como el CBD fueron generalmente bien tolerados, siendo la somnolencia, la disminución del apetito, el cansancio, la euforia y la ansiedad los efectos adversos más comúnmente reportados.

En este momento, no existe evidencia suficiente para sugerir el uso del CBD para combatir la irritabilidad en personas con TEA. Además, la duración relativamente corta de los estudios ha limitado la capacidad de detectar posibles efectos adversos a largo plazo que pueden ser de particular importancia en las poblaciones de niños y adolescentes. Estos pueden incluir efectos sobre la cognición, mayor riesgo del cannabis u otros trastornos por uso de sustancias y otros trastornos psiquiátricos.

Finalmente, las estimaciones actuales sugieren que entre un cuarto y un tercio de los niños con TEA tienen deficiencias en el lenguaje verbal. Actualmente, el tratamiento más efectivo para el deterioro del lenguaje asociado con el TEA incluye intervenciones tempranas intensivas en el comportamiento, el habla y la educación. En este momento, no hay medicamentos aprobados por la FDA para las deficiencias del lenguaje en los TEA.

La identificación de tratamientos farmacológicos seguros y efectivos para mejorar los síntomas centrales y asociados del TEA ha resultado muy difícil. La investigación sobre psicofarmacología en este campo enfrenta varios desafíos importantes, entre otros la heterogeneidad clínica de los TEA, la ausencia de endofenotipos biológicamente definidos y la dificultad inherente de usar un medicamento para revertir la fisiopatología neurobiológica que probablemente ocurre antes del nacimiento o en etapa muy temprana del desarrollo.

  • Edén Cristian Sánchez Rosas
Bibliografía
  • Thom, R. P., Pereira, J. A., Sipsock, D., & McDougle, C. J. (2021). Recent Updates in Psychopharmacology for the Core and Associated Symptoms of Autism Spectrum Disorder. Current Psychiatry Reports, 23(12), 79. doi: 10.1007/s11920-021-01292-2