Estilo de crianza, violencia de pareja y género

Estilo de crianza, violencia de pareja y género

Investigaciones recientes pretenden determinar la prevalencia del uso de conductas violentas para resolver conflictos en adolescentes con relaciones de pareja. Se han revelado prevalencias que varían entre 5 y 90% y entre 15 y 47.5% de violencia “en línea”, la magnitud de estas diferencias podría deberse a que la violencia de pareja varía en los diferentes países y contextos.

La violencia de pareja hace referencia a conductas abusivas repetidas del adolescente hacia su pareja o ex pareja para tener dominio y/o control de la relación, por lo general en situaciones en las que estos no cohabitan. Ésta tiene consecuencias serias en la salud física y mental de la víctima. En épocas recientes, con el desarrollo de Tecnologías de Información y Comunicación (TICs), la violencia de pareja se lleva también a cabo por medio de la internet y las redes sociales mediante amenazas, insultos, comentarios e imágenes que ponen en ridículo, dañan y controlan el ambiente de la víctima; este tipo de violencia ha sido frecuentemente asociada con conductas física y psicológicamente violentas “fuera de línea”. Algunos autores sugieren que estas últimas son precursoras de la violencia “en línea” (e-violencia) y viceversa.

Para comprender y prevenir la violencia en parejas adolescentes, deben analizarse los factores desencadenantes. La familia es el agente socializador más importante; en ella se desarrolla la identidad y es el primer nexo entre el individuo y la sociedad. Los padres, a través del ejemplo y el reforzamiento, trasmiten estilos de conducta a sus hijos que son generalmente reproducidos por el adolescente en sus relaciones afectivas. Imitan conductas y actitudes violentas presentes en la familia así como aquellas que representan un funcionamiento familiar sano; las primeras han sido relacionadas con los problemas conductuales y psicológicos en adolescentes, y las segundas a un adecuado desarrollo psicológico y emocional del niño.

De acuerdo con un modelo bidimensional de socialización parental, se han definido dos dimensiones independientes: aceptación/ participación y severidad/imposición. De acuerdo con el modelo de educación se diferencian cuatro estilos de crianza (tabla 1).

Tradicionalmente el estilo de crianza con autoridad, en el que los padres son cariñosos y ofrecen su apoyo al niño al mismo tiempo que establecen límites firmes, ha sido considerado el ideal, sin embargo estudios recientes afirman que el tipo permisivo se asocia con un ajuste similar e incluso mejor del adolescente; en contraste, los tipos autoritarios y negligentes han sido asociados con una pobre adaptación durante la adolescencia.

Tabla 1. Estilos de crianza

Padres Aceptación
/Participación
Severidad
/Imposición
Autoritarios
Permisivos
Con autoridad
Negligentes

El proceso de socialización familiar incluye también aspectos relacionados con el género. La socialización de género hace referencia al proceso mediante el cual el individuo comienza a sentir, pensar y actuar de acuerdo con el género al que pertenece (femenino o masculino). Durante la adolescencia la familia tiene un papel crucial en la socialización de género, participando en la asimilación y reproducción de conductas, actitudes y roles asociados a él. Los pocos estudios que incluyen la perspectiva de género al evaluar el estilo de crianza muestran resultados contradictorios.

En cuanto a la influencia de la perspectiva de género en las relaciones de pareja, los resultados son también controversiales. Hay indicadores claros de la existencia reciproca de violencia de pareja en adolescentes; muchos estudios refieren que el género masculino es más violento y que utiliza y justifica generalmente las conductas, mientras que el género femenino utiliza más frecuentemente la violencia reactiva con la finalidad de controlar. Tanto el género como la violencia se aprenden por medio de la socialización.

Existen otros factores familiares relacionados con la violencia de pareja, entre ellos las sanciones punitivas de los padres, la falta de cohesión a nivel afectivo, los conflictos frecuentes, los patrones de comunicación familiar inadecuados, la violencia de pareja en los padres y el abuso físico y/o sexual de los padres hacia los hijos.

El objetivo de este estudio fue establecer la relación entre la influencia familiar y la violencia de pareja durante la adolescencia, así como analizar la relación entre el tipo de crianza, la violencia de pareja y la e-violencia desde una perspectiva de género.

La muestra consistió en 1132 adolescentes de 14 a 18 años de edad, provenientes de cuatro escuelas de Andalucía, España con 46.4% hombres y 53.6% mujeres. Todos refirieron tener o haber tenido pareja en el último año.

La participación fue voluntaria y confidencial; después de obtener el consentimiento de los padres se administró un cuestionario dentro del salón de clases durante un periodo de clase regular.

Los instrumentos utilizados fueron:

  1. Escala de Estilos de Socialización Parental en la Adolescencia (ESPA29). Evalúa los estilos de socialización parental de ambos padres en diferentes escenarios representativos de la vida diaria en la cultura occidental. El adolescente evalúa de forma independiente la conducta de sus padres en 29 situaciones significativas, obteniendo un promedio global para cada uno de ellos en las dimensiones aceptación/ participación y severidad/imposición; a partir de la puntuación en dichas dimensiones se clasifica el estilo de crianza de cada uno de los padres en autoritarios, permisivos, con autoridad o negligentes.
  2. Escala de Ciber-Violencia en parejas adolescentes (e-VPS). Está compuesta de dos dimensiones: a) e-violencia que evalúa amenazas, insultos y humillación por medio de comentarios y/o imágenes en línea, y b) e-control que evalúa la posesividad relacionada con el círculo social en un grupo virtual.
  3. Conflict in Adolescent Dating Relationships Inventory (CADRI). Evalúa la presencia de conductas violentas hacia la pareja; está compuesta por tres dimensiones: violencia relacional, verbal-emocional y física.

Las prevalencias de violencia encontradas se muestran en la tabla 2.

Los porcentajes de madres y padres en cada grupo de estilo de crianza son similares. Los puntajes más altos para aceptación/ participación se encuentran en los padres con autoridad (madre y padre), mientras que los más bajos se encuentran en los padres negligentes; para la dimensión severidad/imposición se observa el mismo patrón.

Las dimensiones aceptación/participación y severidad/imposición entre la madre y el padre tienen una fuerte relación; la severidad/imposición de la madre parece estar especialmente ligada a las variables de violencia. Todas las dimensiones de violencia tienen una relación significativa entre sí.

Con respecto al estilo de crianza, la violencia verbal-emocional tiene efectos principales significativos en el caso de ambos padres; en todos los casos las mayores puntuaciones de violencia corresponden al estilo autoritario y las menores al permisivo. Además, el estilo de crianza de la madre muestra efectos principales para la e-violencia y la violencia física; nuevamente las mayores puntuaciones corresponden a las madres autoritarias y las menores a las permisivas.

En relación con el género de los adolescentes, aparecen efectos significativos en casi todas las variables, específicamente en la e-violencia (siendo mayor en los niños), en el e-control (mayor en las niñas), en la violencia relacional (mayor en los niños) y en la violencia verbal-emocional (mayor en las niñas).

Finalmente, al evaluar la interacción entre el estilo de socialización parental y el género del adolescente, se observó que en el caso de las madres hay diferencias significativas en la e-violencia F(2,1131) = 2.54, p < 0.050 y en el e-control F(2,1131) = 3.03, p = 0.029, mientras que los niños muestran valores mayores para e-violencia (principalmente en estilo de crianza autoritario); las niñas tienen valores similares en los estilos autoritario, con autoridad y permisivo. En relación con el e-control, las niñas tienen, en el estilo negligente, los niveles más bajos y los niños los más altos; en el estilo con autoridad las niñas tienen los niveles más altos y los niños los más bajos. En el caso de los padres hay diferencias significativas en la violencia verbal-emocional F(2,1131) = 3.24, p = 0.024. En el caso de estilo de crianza autoritario las niñas muestran valores mayores que los niños, teniendo ambos las mayores puntuaciones; sin embargo, cuando el padre tiene autoridad, los niveles de violencia aumentan en las niñas y disminuyen en los niños.

Los resultados son coherentes con estudios de prevalencia realizados previamente en España; indican que la violencia de pareja tanto en línea como presencial no es infrecuente, un 18% y un 12% reportan haber estado involucrados en algún tipo de violencia fuera y en línea, respectivamente. En otras palabras, niños y niñas resuelven comúnmente sus conflictos de pareja utilizando insultos, amenazas y coerción, conductas que demuestran una pobre capacidad para manejar los conflictos que se presentan naturalmente en las relaciones humanas.

Tabla 2

  Total Niños Niñas
% B % B % B
E-violencia 2.5 28 3.6 41 1.5 17
E-control 8 91 10.1 114 9.4 106
Violencia relacional 4.7 53 17.5 198 3.1 35
Violencia verbal/emocional 6.5 74 1.7 19 10.5 119
Violencia física 7.1 80 37.7 427 3.1 35

Se perciben pocas diferencias entre los estilos de crianza de la madre y el padre; las principales se encontraron en los estilos con autoridad y negligente, en los que la madre obtuvo un mayor nivel de aceptación/participación. Este hallazgo concuerda con estudios previos en los que la madre es percibida como más influyente, con aceptación incondicional y más involucrada con sus hijos en comparación con el padre. Cabe recalcar que estas diferencias entre los padres se observan tanto en los estilos de crianza más flexibles como en los más disciplinados.

Como en estudios previos, se encuentra una relación entre la severidad/imposición de la madre y la posibilidad de que los hijos utilicen violencia en su relación de pareja; la influencia social sobre el papel femenino y la falta de aceptación del control y dominio que la mujer puede ejercer, podría llevar a los niños a considerar débil a su madre y a las niñas a distanciarse de esta figura vulnerable utilizando la violencia.

Se observó una relación estadísticamente significativa entre el estilo de crianza y la violencia de pareja; en todos los casos, las mayores puntuaciones en ambos tipos de violencia se obtuvieron en padres autoritarios y las menores en padres permisivos, con algunas diferencias entre la madre y el padre. Lo anterior sugiere que el control excesivo y una fuerte disciplina podrían tener mayor adversidad que la negligencia de los padres; la rigidez parental no es característica esencial para un desarrollo psicológico y social sano, ni para prevenir actitudes violentas entre los adolescentes.

Los hallazgos encontrados señalan que a pesar de que las redes sociales crecen y adquieren mayor importancia durante la adolescencia, el ambiente y la socialización familiar continúa siendo extremadamente relevante e influyente.

Se observa una interacción entre el estilo de crianza, el género y la violencia de pareja en adolescentes; los resultados subrayan la relación existente entre e-violencia, falta de recursos y estrategias en los adolescentes de familias autoritarias. El mayor uso de violencia verbal-emocional en niñas que en niños con padres autoritarios podría ser resultado de las diferencias en el proceso de socialización relacionadas con el géneros, en el que las adolescentes pueden verse especialmente afectadas.

En resumen, el estilo de crianza permisivo es la mejor forma de prevenir la violencia en parejas adolescentes; el diseño de intervenciones para prevenir y disminuir la violencia de pareja debe tomar en cuenta el contexto familiar del adolescente. En la era digital en la que vivimos, la calidez de los padres resulta suficiente para apoyar al niño cuando tiene conductas adecuadas y prevenir conductas de riesgo mediante la comunicación y el razonamiento conjunto. Algunas limitaciones del estudio son la falta de un análisis completo de la violencia de pareja (motivaciones, percepciones y creencias acerca de relaciones amorosas), el tratarse de un estudio transversal que impide establecer relaciones causales y el pequeño tamaño del efecto en las MANOVAs y ANOVAs.

  • Sofía Vidal de la Fuente
REFERENCIAS
  • Muñiz-Rivas M, Vera M, Povedano-Diaz A. Parental Style, Dating Violence and Gender. Int J Environ Res Public Health. 2019;16(15):2722. doi: 10.3390/ijerph16152722